En un día tan especial como hoy en el que celebramos el Día Mundial de la FQ tenemos el honor de anunciaros los microrrelatos ganadores de la V edición del Concurso de Microrrelatos de la Asociación Andaluza de Fibrosis Quística.
1º “CONCÉDEME ESTE AIRE”. Autor/a: N.R.M.
2º “HOGAR”. Autor/a: K.R.G.
3º “CENIZAS DE UNA MENTE AGONIZANTE”. Autor/a: D.A.C.
¡Felicidades a las personas ganadoras!
Queremos también agradecer a todos los participantes, que cada año hacen más difícil el fallo del jurado, su entusiasmo, esfuerzo e interés por la AAFQ y por la FQ.
Este año, el premio es una ilustración del microrrelato ganador. La Ilustradora, es Celia Parejo Aguilera (@nikunica), una artista gráfica y fotógrafa, con FQ trasplantada, por lo que hace doblemente especial este concurso.
Esperemos disfrutéis con los microrrelatos finalistas y la ilustración del microrrelato ganador.
1º CONCÉDEME ESTE AIRE. N.R.M.
Escribo desde la cuerda floja que separa el impacto de la libertad de volar, de danzar con el viento y conseguir llegar hasta donde quiera así que se podría decir que sé de lo que hablo. Nadie dudó nunca de que aquel gorrión que surcaba el cielo, supiese volar al igual que aquí abajo nadie cuestiona que respiremos cada día. Quizá si se fijan en mí me descubran llena de suspiros. Me visten día sí y día también. Se cargan de la resiliencia de la que se dota a la gente que sabe el valor de este baile entre mi cuerpo y el mundo desde nuestro primer segundo hasta el último. No conozco rosas sin espinas, pues tengo un jardín lleno de ellas en los pulmones. De las más bonitas, sesenta y cinco de ellas a las que he regado con alguna lágrima pero sobre todo he crecido a base del mejor fertilizante: mi coraje. Alguna vez las vi marchitas, igual que vi a ese gorrión chocar. Por eso al emprender el vuelo de nuevo, surca el cielo azul sabiendo que puede ser gris. Y yo, aquí abajo, danzo sobre la cuerda y te pregunto a ti: Me concedes este aire?
2º HOGAR. K.R.G.
Hoy el sol vuelve a brillar. Pocos días al año no lo hace, y hoy afortunadamente tampoco es uno de esos. Los rayos penetran por la ventana del salón y lo bañan todo de un maravilloso color cálido que reconforta el alma y sube el ánimo en estos días convulsos. Me asomo a la ventana y veo movimiento de personas en la calle. Me imagino sus vidas, sus sentimientos, a dónde irán, y cómo interactuarán con sus seres queridos. De vez en cuando pasa alguien con zapatillas de deporte corriendo, “¡qué envidia!”. Llevo ya 68 días seguidos encerrados en casa, y en la televisión las noticias es que aún nos queda algún tiempo así. Tengo la única compañía de mi gata, de los libros que hora tras hora me acompañan y, afortunadamente, de mi teléfono móvil que me conecta con el mundo y con los míos. Estoy deseando que den las seis para que venga mi hermana a dejarme la comida en la entrada. No llego a verla, pero siento que está ahí. Toda precaución es poca. Hoy oí en la radio que la vacunación es inminente. ¡Seguro que a los afectados con FQ nos vacunan los primeros!
3º CENIZAS DE UNA MENTE AGONIZANTE. D.A.C.
En los páramos desolados y vacíos de mi ser, de mi pensamiento, solo se puede hallar poco más que reductos de caos y una sensación incesante de vacío, un deja vú eterno que pese a todos los esfuerzos dados por gente cuyas caras no veo, nunca acabará. Una maldición que quema lo poco restante de mi ser, una maldición que termina de finiquitar el trabajo de una tortura de psique constante.
Yo no recuerdo
yo no me reconozco
yo no me veo.
Una boda, una sonrisa mañanera, unas risas en medio de la noche observando las
estrellas. No sé qué es esto, no parecen memorias mías, parecen de una vida ajena que se escurre entre mis dedos al verla para después perderla de vista.
Mi mente es un desierto de ruinas, una oda a la melancolía y extrañeza. Entro en un edificio baldío, miro alrededor, todo antes visto pero a la vez desconocido. Fragmentos de familiaridad apilados en habitaciones que mis ojos no recuerdan presenciar. ¿Quién soy yo? ¿Quién es ella?
Solo siento como algo húmedo cae en mi hombro, similar al agua, pero cargado de
emoción, tristeza.
Déjeme y olvídeme
déjeme morir
y olvídeme.
No os merecéis sufrir más.